Charles Ludlam (New York, 1943-1987) fue un actor y hombre del espectáculo con una tremenda facilidad para algo tan difícil como hacer reír de forma inteligente. Su obra más famosa El misterio de Ira Vamp supera los caminos habituales de la simple parodia para entrar en desvaríos en el terreno del surrealismo cómico. El indudable conocimiento de todos los resortes del mas puro cine clásico de terror de la Universal, mezclados con la atmósfera y las criaturas de los filmes tan conocidas como Rebeca, consiguen un resultado tan espectacular para el que se requiere un gran talento. No hay nunca una burla o una ridiculización del miedo o del melodrama sino, diría yo, un fervoroso homenaje con un clarísimo resultado: hacer que ustedes se rían sin pedirles a cambio que sean, o hayan sido, amantes del género. Aunque si es así mucho mejor.
Con algún antecedente mas reciente como el de Mell Brooks en El jovencito Frankenstein, Ludlam va mucho más allá, metiendo en Manderlay, la famosa mansión, no solo a una nueva y sorprendente ama se llaves, sino a una Drácula femenina, una momia, un hombre lobo niño, mezclado en una sucesión de situaciones perfectamente pensadas para que los dos actores hagan dos de los trabajos más dificiles que yo haya presenciado jamás.
Hemos intentado, con la ayuda de un equipo de primera categoría, hacer en serio un espectáculo de risa. Gracias a los productores que se arriesgaron con un texto nada fácil y que confiaron en mi para dirigirlo. Si ustedes, los que van a presenciarlo, se divierten solamente la mitad de lo que nosotros nos hemos divertido en los ensayos, estaremos frente a uno de los acontecimientos cómicos más grandes de la historia. Que así sea, porque si es así, seremos todos un poco más felices.
Con algún antecedente mas reciente como el de Mell Brooks en El jovencito Frankenstein, Ludlam va mucho más allá, metiendo en Manderlay, la famosa mansión, no solo a una nueva y sorprendente ama se llaves, sino a una Drácula femenina, una momia, un hombre lobo niño, mezclado en una sucesión de situaciones perfectamente pensadas para que los dos actores hagan dos de los trabajos más dificiles que yo haya presenciado jamás.
Hemos intentado, con la ayuda de un equipo de primera categoría, hacer en serio un espectáculo de risa. Gracias a los productores que se arriesgaron con un texto nada fácil y que confiaron en mi para dirigirlo. Si ustedes, los que van a presenciarlo, se divierten solamente la mitad de lo que nosotros nos hemos divertido en los ensayos, estaremos frente a uno de los acontecimientos cómicos más grandes de la historia. Que así sea, porque si es así, seremos todos un poco más felices.
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